lunes, 3 de agosto de 2015

Cultura represora De la queja al combate - De Alfredo Grande


Último libro de Alfredo Grande

Cultura represora
De la queja al combate

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Cultura represora
De la queja al combate

La tradicional propiedad de la familia - Por Alfredo Grande


http://www.pelotadetrapo.org.ar/2013-09-05-12-30-19/2015/2614-la-tradicional-propiedad-de-la-familia.html


Por Alfredo Grande
(APe).- La dictadura militar fue un plan de exterminio de personas. Pero no solamente. También fue un plan de exterminio cultural. En ambos planes mostró una ferocidad aún no castigada. Algunos responsables fueron juzgados y condenados con el código penal. O sea: por delitos de lesa humanidad. Que no prescriben. Pero tampoco prescribe la voluntad de planificar el exterminio.
 Su rostro más tierno: castigar opiniones vertidas en la web, que como todos sabemos, es la imprenta de la actualidad. Antes de Gütenberg, los libros no eran para ser leídos. Leer no era una opción. Nadie tenía acceso a los incunables rigurosamente vigilados. No estaba prohibido leer. Simplemente nadie podía hacerlo.
¿Cómo satisfacer un deseo cuando desconocemos su existencia? Más acá de la represión. El deseo de leer no tenía inscripción subjetiva. La imprenta revolucionó la circulación de las ideas. Permitió conocerlas y entonces, sólo entonces, permitió discutirlas. El acatamiento ciego, sordo y mudo fue desalojado. Lo que trajo daños colaterales y frontales espantosos.
Galileo Galilei fue maltratado por la Iglesia de Roma siglos antes que se inventara el mobbing. Amenaza con espantosos instrumentos de tortura, abjuró de sus creencias para el afuera, pero guardó sus más profunda convicción. Escribió los Discorsi y tres siglos después, la Academia Pontificia de Ciencias decretó que las teorías de Galileo eran correctas. Demasiado tiempo pasó para perdonar a los que condenaron al sabio. La propiedad privada de la verdad fue durante siglos de la Iglesia Católica, Apostólica y Romana. Creer porque es absurdo. Y el mayor de los absurdos: creer sin animarse a pensar.
Pero era necesaria una polea impoluta de transmisión entre los absurdos cotidianos y la absoluta verdad que el poder celestial establece. Ese engranaje es la familia. Patriarcal, reproductiva, jerárquica, monogámica y heterosexual. La familia es un sistema donde el parentesco, como la letra, con sangre entra. En un sistema jerárquico, la cultura se naturaliza. O sea: se petrifica. Se repite siempre igual. Inercialmente. Pero la naturalización no es natural. Es la máxima expresión de la cultura represora.
La naturaleza cambió en millones de años. La cultura represora necesita más. Por eso durante siglos se sostuvo que el hombre no podía cambiar en la tierra lo que dios había unido en el cielo. Patética idea de un dios que funciona como un juez de paz. Pero la cultura represora no da puntada sin hilo y sin sangre.
No separar en la tierra es el mandato de separar al hombre y a la mujer de su deseo. Porque solamente en la tierra y en un tiempo acotado, podemos desplegar y cumplir nuestros deseos. El mandato de honrar a los padres es profundamente represor. Porque es un a priori. Una premisa. Un dogma. Cuando odiamos aquello que nos mandan honrar, lo que surge es culpa. Artificio que permite legitimar todos los castigos.
La familia patriarcal es cuna de castigos. Matriz de la culpa que luego será cultivada por otras instituciones. Menciones especiales a la escolaridad primaria y secundaria y al servicio militar obligatorio. Por eso la familia no es propiedad de sus integrantes. Sus deseos no cuentan. Sus necesidades tampoco. Sus libertades menos.
En la actualidad llamamos “violencia de género”, “femicidio”, a esa brutal expropiación que la familia patriarcal hace de los deseos de sus integrantes. Y cuando digo “género” pienso también en las hijas y los hijos. Maltratados y abusados sexualmente durante siglos. Asesinados en absoluta impunidad. Hambreados y congelados a vivir sin ternura.
La propiedad de la familia es del Estado, continuador terrenal de la potestad celestial. La siniestra organización Tradición, Familia y Propiedad surge como una cruzada redentora para impedir, triturar, exterminar, cualquier intento de recuperar los deseos en la matriz familiar. La TFP propone entre otras delicias: la lucha ideológica contra la reforma agraria; el debate ideológico con los sectores progresistas de la iglesia católica; la denuncia de la «marxista» Teología de la Liberación y del progresismo europeo, lo mismo de otras «herejías»; el repudio a libros, películas y series televisivas que atentan, según la organización, contra los principios y valores morales cristianos.
La familia debe ser custodia de esos valores morales, o sea, profundamente reaccionarios. La propiedad privada que el Estado Tutelar ejerce sobre la familia, es especialmente feroz contra niñas, niños y mujeres. La ley de matrimonio, la ley de divorcio, la ley de matrimonio igualitario, todas fueron demonizadas por la Iglesia sostenida por el Estado. Que como dicen que somos todos, todos sostenemos el culto en el cual podemos o no creer, pero que nos obligan a obedecer. Sin siquiera saber que estamos siendo formateados y construidos por poderes que nunca miraremos a la cara.
La familia comunitaria, el trabajo como bien social, la crianza grupal, todas las formas que priorizan los deseos y desalojan los mandatos. No importa que haya niñas y niños que padecen varios intentos de adopción. Que las honestas familias de clase media, y media alta sólo busquen bebés rubios y blanquitos.
El terror del Estado Iglesia es que cambien las matrices educativas que decantan en subjetividades sometidas. Un Alberto Morlachetti, un Tato Iglesias, un Paulo Freire, un Enrique Pichon Riviere, son personajes malditos del pensamiento reaccionario. Los Galileo Galilei de la educación y la política.
La educación popular es autogestionaria, colectiva y libertaria. No germina lo popular en las tierras contaminadas de los sacramentos.
La tradicional propiedad de la familia debe ser subvertida. De lo contrario, habrá más leyes, pero habrá más, siempre más, penas y olvidos.
Edición: 2961

No será - Por Alfredo Grande




Composición en base a una obra de Jesús Fuerte
En más de una década el kirchnerismo no pudo, no quiso, no supo, tener una opción que profundice, que contradiga, que supere las propias limitaciones y límites del kirchnerismo. Es así que tras doce años, la salida es, una vez más, por derecha.

Por Alfredo Grande*
(para La Tecl@ Eñe)
“no digáis que agotado su tesoro de asuntos falta enmudeció la lira; podrá no haber poetas, pero siempre, habrá policía” (Aforismo implicado becqueriano)


En la corriente teórica y política del análisis institucional, una de las fuentes en las que abreva el psicoanálisis implicado, se define el llamado “fracaso de la profecía”- Designa la recuperación de lo instituyente por lo instituido. El ejemplo emblemático es el cristianismo, que de una praxis del amor terminó siendo una praxis del terror. Los documentos sobre la Sagrada Inquisición así lo marcan con el hierro candente de la historia. Del pez a la cruz. Parábola del comienzo en los cielos y del final en el infierno. Fracaso alude a derrotarse a uno mismo. La derrota, aunque duela, permite volver a empezar, como canta Lerner. El fracaso, no.
Si las derrotas son huérfanas, los fracasos tienen madre y padre: nuestra propia subjetividad conquistada y resignada. Es lo que hay. No hay otra. Así es la vida. No hay mal que por bien no venga. Siempre que llovió paró. El sentido común está saturado de refranes, tips, guiños, que llaman a la mansedumbre y a sostener la íntima convicción de que es mejor un mal arreglo que un buen juicio. Lo que a mi criterio excede el plano de lo jurídico para instalarse en el centro de nuestra dominada subjetividad. Ningún buen juicio es necesario. Lo mejor es un mal arreglo. Nada más definitivo que un arreglo transitorio. Algunas llaman a esto alianzas electorales. El fracaso de la profecía es otro de los hechos malditos del país burgués. Una de las profecías más contundentes: “el peronismo será revolucionario o no será”. Ser no es lo mismo que estar. Estar estuvo y la juventud maravillosa lo sufrió en carne y tortura propia. 70 años del comienzo del primer gobierno del General Perón. Y en esta lenta y penosa transición hacia nuevas formas de liberalismo ideológico, político y económico, no está de más pensar el porqué “no será”. Una de las razones del fracaso de la profecía revolucionaria del peronismo es su insistencia reaccionaria a la conciliación de clases. Y a pensar al Estado como árbitro neutral del conflicto social. Incluyendo la perversa teoría de que “el Estado somos todos”. Revolucionar al Estado es quitarle ese antifaz y mostrar su verdadero rostro de aparato jurídico de la clase dominante.

Muchas y muchos lo intentaron, y fueron derrotados con lo cual quedó demostrado que no somos todos. Pero muchos otros fracasaron y para no sentirse vencidos ni aún vencidos, optaron por el camino del converso, uno de los nombres del traidor. Sin embargo, la profecía sostiene su fuerza. Su bendición y su maldición. El movimiento que Perón inició desde la  secretaría de trabajo del Estado no ha dejado de inscribirse en diferentes idiomas. Quizá apenas dialectos. “Isabelismo”. “Menemismo”. “Duhaldismo”. “Kirchnerismo”. Cuatro variaciones sobre el mismo eje político: soberanía política, independencia económica y justicia social. Este trípode fue distorsionado y pervertido hasta el extremo límite de la disolución. En el 55 se entregó el proyecto a las fauces de la Revolución Libertadora. El prometido y anunciado “5 x 1” nunca llegó a destino. En el 76 se entregó a las fauces y garras del autodenominado Proceso de Reorganización (y exterminio) Nacional. Previamente, la plana mayor del Gobierno de Isabel Martínez firmó el decreto de aniquilamiento de la subversión. Luego del golpe de estado a Raúl Alfonsín, que algunos llaman híper inflación, Menem llegó para reinar una década. Entregó lo que los militares habían dejado, con la total complacencia y complicidad de los conversos que hoy gobiernan. Y se dio el lujo de entregarle el bastón de mando (es un decir) a Fernando de la Rúa. O sea: la derecha del radicalismo, que fuera derrotado en el 83 por Alfonsín. Luego Duhalde, el presidente que no pudo ser, fue. Y pudo digitar a Néstor Kirchner, otrora aliado de Menem. Con lo cual Néstor dio suficientes pruebas de la lealtad peronista. Siempre junto al Poder de Turno. Y luego de la década ganada, esta nueva versión del peronismo, nacional y popular, va a entregar otro bastón de mando a la derecha. No importa qué derecha.

En más de una década no pudo, no quiso, no supo, el elenco gobernante tener una opción que profundice, que contradiga, que supere las limitaciones y límites del kirchnerismo. Y entonces solo queda apelar al grotesco mágico. Hebe de Bonafini, la valiente luchadora por los derechos humanos desde una perspectiva clasista y combativa, termina comparando a Cristina con Evita. Y parece que para Hebe mide más Cristina. Sobreactuar el rol es el recurso que queda cuando el archivo no cuenta la historia que queremos oír. Y no hay historia de la defensa de los derechos humanos por parte de la mayoría del elenco gobernante. Incluso hay historia de ataques. El fracaso de la profecía es una catástrofe política y cultural, incluso para los que no son peronistas. Yo, por ejemplo. Una izquierda peronista es necesaria, una izquierda cristiana es necesaria, incluso una izquierda comunista es necesaria. Es necesaria una izquierda en la cual quepan todas las izquierdas clasistas. El 70% del electorado es de derecha, más de centro o más de extremo. Pero de derechas. La misma maldición que trajo la socialdemocracia en España, que luego parió a Aznar  y Rajoy. Cuando la Presidenta dijo que el peronismo no es progresista un frío corrió por mi espalda. Y no solamente la espalda. No quedan muchas opciones, descartada la revolucionaria y la progresista. ¿Un socialismo para el siglo XXII? ¿Un Estado del buen vivir pese a la medicina prepaga y las compañías de telefonía celular y el Indec? Creíble pero poco probable. Mejor apostar a un Scioli para la victoria que a un Taiana para la derrota. Dicho lo cual, no es tan malo.  Es peor. Porque habrá que sacudir el fundamento mismo de nuestra lucha y nuestros deseos. Elegir no ser tiene sus consecuencias. Y este peronismo con sus dialectos, eligió no ser.

No sirve para nada que el Partido justicialista de la Ciudad de Buenos Aires haga un afiche con Evita exhibiendo un afiche: “Ni una menos”. Otra muestra del grotesco mágico. Evita pidió armas para los obreros, para resistir el golpe, para triturar a la anti patria. Fracasó. No fracasemos nosotros. Hay que inventar nuevas profecías entre compañeras y compañeros que tenemos enemigos iguales. Entonces, más temprano que tarde, algo será. Y hasta un compañero de la resistencia, del laborismo, del anarquismo combativo, podrá decir: “no será el peronismo, si lo revolucionario no es”. Y deseo que esa profecía no fracase.

*Médico Psiquiátra. Psicoanalista y Cooperativista. Miembro fundador de Ático Cooperativa de Salud Mental
“Sueños Posibles”. Am 690 y www.laretaguardia.com.ar. Lunes 21 hs.


No Sera

http://www.lateclaene.com/#!alfredo-grande/c14h6

Abierta la inscripción para "propuestas de trabajos"


Les informamos que a partir de hoy estaremos recibiendo resúmenes-abstract de propuestas de actividades para participar en el I Encuentro Nacional de Psicoanálisis Implicado y II Jornada de Cumpitas Nuestros: Niños y niñas sin niñez. La cual tendrá lugar los días 13 y 14 de Noviembre en la ciudad de Mar del Plata 2015, en el salón de Luz y Fuerza.
Para recibir el instructivo por favor envié un mail a encuentronacionalimplicado@gmail.com
Las propuestas pueden tener el formato de charla - taller - conferencia - u otra modalidad siempre que se relacionen con los ejes del encuentro.
La fecha límite para la entrega del resumen será el 30 de Septiembre de 2015.
Cualquier consulta será contestada a través del correo electrónico.

lunes, 27 de abril de 2015

la retaguardia: Vicente Zito Lema: "ese día sentí la profunda paz ...

la retaguardia: Vicente Zito Lema: "ese día sentí la profunda paz ...: Zito Lema y Grande: dos amigos de charlas profundas. (Foto: Juan Carlos Sánchez (Por La Retaguardia)  La referencia es al día en el qu...

Vicente Zito Lema conversa con el dramaturgo, psiquiatra y militante Alfredo Grande.


Primer programa de Epocas, 
Capitulo I LA CULTURA REPRESORA
Vicente Zito Lema conversa con el dramaturgo, psiquiatra y militante Alfredo Grande.





Psicoanálisis Implicado

EL PSICOANÁLISIS IMPLICADO

 “Analizador del fundante represor de la cultura.”

El Psicoanálisis Implicado es la respuesta teórica y política al inquietante panorama que el sociólogo Roberto Castel describiera en el “El Psicoanalismo: El Orden Psicoanalítico y el Poder”. Su fundante teórico son los denominados “escritos sociales” de Freud que, a mi criterio, son la más consistente metapsicología. Además, los desarrollos del denominado Análisis Institucional, especialmente los trabajos de René Loureau, George Lapassade, Gerard Mendel, entre otros. El desarrollo y amplificación del concepto de implicación, permite que la denominada contratransferencia transite de un registro libidinal a un registro político social. La denominada neutralidad es la negación maníaca de la implicación. En la praxis de los profesionales, poder discriminar todo tipo de escotoma (tanto de la novela familiar como de la dramática social) es importante para prevenir conductas iatrogénicas y mala praxis profesional. El denominado “superyo psicoanalítico” encuentra en los conceptos del psicoanálisis implicado un adversario de importancia. La concepción amplificada del superyó permite encontrar no solamente sus raíces en el Ello, sino también en las masas artificiales. Masas artificiales a las cuales no ha sido ajeno el propio psicoanálisis y los diversos procesos de institucionalización/burocratización. Silvia Bleichmar, Gregorio Baremblitt, Vicente Zito Lema, Enrique Carpintero, Juan Carlos Volnovich, Armando Bauleo, Diana Maffia, entre otros, han prologado o presentado los libros que dan cuenta de este desarrollo teórico. La posibilidad de que futuros colegas tengan acceso a esta formación que es teórica y vivencial, me parece que enriquecerá la “caja de herramientas” conceptual de los estudiantes de la carrera de Psicología, pero además habilitará nuevos dispositivos de intervención en la clínica.